Colombeia

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que pasando el "Triunfante" forzadamente por cerca de la Plaza de Gibraltar, fue cañoneado en todo el largo de ella a bala roja, y hubo otros muchos navios en el propio riesgo que era el punto que hacía más crítica la salida. En la calma sucesiva hasta la mañana del 15, arrastraron las corrientes a la Armada Combinada hasta meridianos de Vélez Má¬laga, y proporcionadamente más a los enemigos, de quienes siem¬pre se conservaba rastro. El 15 entró viento al Este bonancible, con que la armada tomó la bordada del Sur en demanda de la costa de Berbería, y se tuvo conocimiento de los enemigos al Sudeste, a distancia de seis le¬guas. Se siguió la bordada hasta medianoche, que a dos leguas de la costa de África se viró de bordo y se quedó en facha a es¬perar así el día, evitando el que el enemigo pudiese pasar en la noche por aquella parte sin ser descubierto. El 16, y a tiempo oscuro y viento duro del Este, se tomó la vuelta del Norte, aminorando aparejo a medida que arreciaba el viento, y fueron separándose de arribada los jabeques y varias embarcaciones pequeñas que habían salido unidas a la armada para el apresamiento del convoy. Al anochecer del 16 estando a medio canal, se tomó la vuel¬ta del Sur a la capa con trinquete y mesana en el designio de con¬servar la posición más inmediata a la Costa de África que a la de España, bajo el concepto de que por allí, y el día siguiente, era posible el encuentro de los enemigos, a quienes no podía pro¬porcionarse mejor ocasión de meter el socorro salvo en la Plaza. Dos horas después de entrada la noche por alguna sospecha de que no hubiesen virado todos los navios en la vuelta del Sur, se hizo a bordo del General, la señal de unión, y su falta de correspondencia en tres de los repetidores confirmó la sospecha, por lo cual, a medianoche, se viró de bordo en vuelta del Nordeste. Al amanecer del 17 se reconoció la separación de 17 navios, se siguió la vuelta del Norte, y quedaron reunidos para las once de la mañana, dándose poco después el rumbo en demanda del Estrecho; pero calmó el viento, llamó al Poniente, calmó tam¬bién éste, aclaró la tierra y se reconoció estar delante de Vélez-Málaga. Subsistió la calma toda la noche. Entró el viento al Este fresco en la mañana del 18, se hizo derrota con toda diligencia al Estrecho, se tuvo vista de Marbella a la caída de la tarde, no del monte de Gibraltar a causa de la mucha oscuridad; pero se descubrió por los batidores a los enemigos, y desde una hora de noche se pasó el resto de ella en facha por babor, esperando el día y en el designio de amanecer de tres a cuatro leguas del monte. Al amanecer del 19 se mareó en demanda del Estrecho, se descubrió a poco rato a los enemigos, que se pusieron en huida con buen orden para el Océano; se les persiguió aunque inútil¬mente, por su mucho andar que a la caída de la tarde los tenía casi fuera de la vista, y se indicó con todo la continuación de la caza en la noche por el rumbo del Oeste-Noroeste en buena unión, con la esperanza de que logrando más viento que el ene¬migo, se pudiese amanecer a su vista.