Se vio con sumo pesar fondeado en Gibraltar el convoy ene¬migo, que sin duda lo logró en la mañana del 17, sin que en la Armada Combinada hubiese arbitrio contra las oscuridades y tiem¬po que lo facilitaron.
Se consiguió, como se había imaginado, descubrir al enemigo el 20, antes de la salida del sol, a distancia de cinco a seis leguas por el Sur-Sudoeste, marcándose al mismo tiempo el monte de Cabo Espartel a la de diez por el Sur 739 Este.
Sin perder instante emprendió la Armada Combinada la caza con toda diligencia sin sujeción a puestos, señalándose el rumbo del Oeste cuarta al Sudoeste, y algo después que en la caza se proporcionase el orden 11 K sobre el arrumbamiento del Nor¬oeste cuarta del Oeste para hallarse prontamente en línea de com¬bate de estribor cuando conviniese, pues estaba entonces el viento al Nor-Noreste.
En los enemigos se observaba que maniobraban a formar su línea de combate de estribor.
El rumbo de la Armada Combinada era tan de encuentro con la enemiga, que después de las diez se marcaba aún desde el navio del General al de la cabeza al Sur 40 grados Oeste, como se le había marcado a la salida del sol.
Pero como desde el navio del General había cuarenta por la parte del Norte hasta el "Invencible", cabeza de la escuadra li¬gera, y que el General no había de dirigirse al de los enemigos, se mandó a las once gobernar al Sudoeste, cuarta Oeste que el orden K se entendiese en la línea del Oeste cuarta al Noroeste, por haber llamado ya el viento al Norte, y que la escuadra ligera gobernase al Sudoeste, cuarta al Sur, a buscar el referido arrum¬bamiento del Oeste cuarta al Noroeste con el General, en lo cual se entendía que todos los navios intermedios debían promediar sus derrotas al propio objeto.
La necesidad de emprender la caza con toda diligencia y sin sujeción a puestos para aprovechar momentos en que cada vez se hiciese más inevitable el ataque, acarreaba accidentalmente un gran perjuicio, como era hallarse en la cabeza del Sur del pelotón el navio del General y el "Terrible" comandante de la 2. escua¬dra, y tan atrasado el "Purísima Concepción", que a lo más po-dría tomar la cola, de suerte que desde el General hasta el de la escuadra ligera había 40 navios sin comandantes que dirigiesen los puestos que les correspondiesen de la línea accidental. Así se veía al General doblar la diligencia aunque sin fruto para ganar hacia el centro sin perjudicar la de la caza, porque en el antecedente, cierto de ser dueño el enemigo de evitar el combate cuando quisiese, atendía a la sola preferencia de hacerle inevi¬table con cualquier clase de ataque.
En esta forma se distaba de los enemigos a la una de la tarde como dos millas, y se mandó formar la línea de combate, incli¬nada sin sujeción a puestos, estrechando las distancias a medio cable, y que se pusiesen los botes en el agua; y entre tanto que se reducía a línea un pelotón tan enorme, manifestó el General su ánimo de ganar hacia el centro y maniobró para ello.
Apenas orzó la armada para ordenarse en su formación, como era debido para atacar a una escuadra tan bien situada, se notó más y más