Colombeia

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mos querido ser libres en 1796. Por él supe la manera bárbara con que habían sido conducidos a España después de haber hecho sufrir la tortura a algunos de ellos, y el abandono en que habían estado en Cádiz hasta que el Ministro Urquijo se compadeció de ellos, permitiéndoles el que volviesen a reunirse con sus familias en América y concediendo al mismo Zea una ayuda de costa para pasar a París a perfeccionarse en el conocimiento de la Botánica, para ejercitarla luego en Santafé a expensas del gobierno. Supe también por el mismo que el espíritu de indignación contra el gobierno de España se aumentaba cada día más en aquel Reino y que el Virrey había informado recientemente al Rey de España que era imposible extinguir allí el espíritu de Independencia, que él llamaba de desorden, el cual apenas podría contenerse con un cuerpo de veinte mil hombres de tropas europeas; por cual motivo se veía obligado a disimular y a seguir una conducta débil hasta que la corte enviase socorros con qué hacer respetar la autoridad real. Al mismo tiempo me informó que el gobierno de España estaba muy inquieto por la ausencia de Caro y otros, y principalmente por la mía, de cuyas personas deseaban apoderarse con el mayor empeño para lo cual habían dado las instrucciones necesarias al Embajador Azara, y sobre todo a su Secretario Castillo quien traía mi retrato consigo a París por si yo estuviese en aquella capital. Todas la cuales