Colombeia

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noticias tenía Zea por algunos paisanos nuestros que estaban en las Secretarías de Estado o que tenían amistad con sus oficiales. Estas nuevas me pusieron en gran cuidado, mayormente cuando la llegada de Azara a París se anunciaba como muy pronta y cuando sus conexiones con el Ministro Talleyrand y la buena intimidad del gobierno francés y español hacía muy posible el sacrificio de mi persona. A esta posibilidad se añadió luego una evidencia en el suceso siguiente. El General Miranda había entrado recientemente en Francia bajo la expresa palabra de Buonaparte de ser respetado por el gobierno, palabra dada al Senador Lanjuinais, amigo íntimo del General, y uno de los más interesados en que se le reintegrase en el goce de los derechos de que la injusticia del Directorio Ejecutivo le había despojado por el acto arbitrario tan conocido del 18 Fructidor. Bajo de esta seguridad se mantenía el General en París ocupado casi únicamente de las artes liberales y pensando poco o nada en la política, hasta hallar un momento favorable en que hacer sus reclamaciones sobre los sueldos que se le debían de todo el tiempo que había servido en los ejércitos de la República y el cumplimiento de las estipulaciones con que había entrado a su servicio. Reclamaciones que la inconstancia del gobierno y la turbulencia de los tiempos anteriores habían hecho absolutamente impracticables. En semejante situación una orden im-