Colombeia

de reynar sino sobre la ignorancia délos pueblos. Asi vemos que en nuestros dias, está prohibido hasta alos nobles del pays, que movidos de una ambición laudable quisieran aprender en tierras extrangeras las ciencias y las artes, el salir desu patria, sin haber obtenido primero una licencia especial de la Corte que rara vez se concede ? En el dia vosotros estáis excluidos délas principales funciones publicas? En el dia la rapacidad mas insaciable, viene á devorar vuestro dinero, para enriquecer en perjuicio délos nativos, á unos extrangeros codiciosos ? En el dia las exacciones de toda especie, sacadas de vuestro propio seno, no tienen otro destino, sino el de remachar mas y mas los hierros, con que vuestras manos están atadas ? En el dia, enf in, vosotros todos no sois propiamente hablando, sino unos siervos vestidos de títulos, que por ser brillantes, no son menos imaginarios é indecorosos ? Enfin quando se considera la ignorancia profunda en que la España mantiene estas colonias, no puede menos uno que compararla á aquellos Scitas, de que habla Herodoto, que sacaban los ojos á sus esclavos para que nada pudiese distraherlos del exercisio de batirles la leche, en que los ocupaban! Quien de vosotros no ha gemido baxo el reyno opresor de los Galvez, de los Areches, de los Piñerez, de los Avalos, de los Brancifortes ? Enfin S.M.C. no ha violado, sin pudor, su fé y sus mas sagradas promesas, anulando en 1783, sin motivos legitimos y aun
puede reinar sino sobre la ignorancia de los pueblos. Así vemos que en nuestros días está prohibido hasta a los nobles del país que movidos de una ambición laudable quisieran aprender en tierras extranjeras las ciencias y las artes el salir de su patria sin haber obtenido primero una licencia especial de la Corte, que rara vez se concede. En el día vosotros estáis excluidos de las principales funciones públicas. En el día la rapacidad más insaciable viene a devorar vuestro dinero para enriquecer, en perjuicio de los nativos, a unos extranjeros codiciosos. En el día las exacciones de toda especie, sacadas de vuestro propio seno, no tienen otro destino sino el de remachar más y más los hierros con que vuestras manos están atadas. En el día, en fin, vosotros todos no sois, propiamente hablando, sino unos siervos vestidos de títulos, que por ser brillantes no son menos imaginarios e indecorosos. En fin cuando se considera la ignorancia profunda en que la España mantiene estas colonias, no puede menos uno que compararla a aquellos Escitas, de que habla Herodoto, ¡que sacaban los ojos a sus esclavos para que nada pudiese distraerlos del ejercicio de batirles la leche en que los ocupaban! ¿Quién de vosotros no ha gemido bajo el reino opresor de los Gálvez, de los Areches, de los Piñerez, de los Avalos, de los Brancifortes? En fin, S.M.C. ¿no ha violado sin pudor su fe y sus más sagradas promesas, anulando en 1783, sin motivos legítimos y aún