Colombeia

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incluyéndome la adjunta del señor Vansittart (n°1) en que le avisa estar autorizado del Primer Ministro para tratar muy secretamente este asunto conmigo y dando cita para mañana a las 8 p.m. en su casa. 30 de abril Estuve puntualmente en Lincoln 's Inn, Stone Buildings, a la hora citada y encontré allí este caballero que me aguardaba. Me informó que el señor Ministro, señor Addington, había recibido mi carta dirigida al señor Pitt (quien se la había transmitido sin dilación); que el motivo de no haber asignado otro Ministro en su propia casa en Downing Street y recibídome él mismo era porque se quedase mejor el secreto. Entramos luego en materia, trajo los mapas de D'Anville, de Cruz y pequeño de Jepherys, en que se discutió el asunto, política y militarmente, (hablamos en francés porque el criado que nos servía el té no entendiese) y hallé que ya estaba pasablemente impuesto en lo que había pasado de antemano con el señor Pitt; sin embargo le impuse de todo y le hice leer lo que Gual me escribía de Trinidad, la carta interceptada por Picton y el Cartel de la Margarita que él no dejó de comprender bien en el original y que me pareció haber producido convicción. En este supuesto le dije que lo que yo solicitaba ahora era solamente un corto socorro de armas y pocos hombres que se podían encontrar allí mismo, principalmente en las Islas de Trinidad y Curazao; que cuando el gobierno no quisiese mezclarse, yo tenía amigos en el Comercio que me darían lo que se necesitaba y con quien nosotros estipularíamos, con tal que el gobierno no lo desaprobara o se prestase a ello. Me replicó con viveza que la intención era de hacer la cosa en grande y completamente, que su opinión era que esto se debía haber hecho ya hace tres años y que si insistían en que yo les manifestase el Plan general era por asegurarse de que la empresa no se malograse y darnos a este efecto los socorros que fuesen necesarios al Plan una vez convenido. A esto le repliqué que ya todo lo que me pedía era un trabajo que estaba ya hecho y que se hallaba en mis Papeles depositados en casa del señor King, Ministro de los E.U. de América, de quien sería menester sacarlos por medio del señor Turnbull pues no convenía que tampoco otro Ministro supiese que yo estaba aquí. Convinimos en que así se hiciese y que sobre todo se guardara el secreto, que era lo que más el señor Addington le había encargado y por cuyo motivo le había nombrado a él. En el discurso me sugirió la idea de que viniesen los navíos y demás fuerza que se necesitase para la Mar del Sur, de la India y yo le decía que el Plan Militar éste había sido ya examinado y aprobado por Sir Ralph Abercromby como también por Sir Ch. Stuart, que sería en mi opinión el mejor jefe para cooperar en esta empresa. Asintió justamente conmigo, ¡más le hemos por desgracia perdido, me dijo! También le hablé del Capitán Graves y me dijo que estaba en el Báltico y que era ya Contralmirante y buen oficial efectivamente.