Colombeia

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la Inglaterra, pues convenía de antemano estar precavido para impedir el menor motivo de desazón en lo sucesivo. La respuesta es bien corta y clara, me dijo, nosotros no pedimos más sino que se nos deje comerciar en el País a la par de todos los demás, siendo tratados como la nación más amiga. Muy bien, respondí, esto es tan justo que no puede ser más y yo creo que podríamos añadir que en las ventajas que puedan resultar de la navegación al trasverso del Istmo de Panamá, la Inglaterra debe tener parte en las ventajas que resulten, con consideración a los perjuicios que puedan sobrevenirle con esta novedad a su comercio por el Cabo de Buena Esperanza... muy bien le pareció, añadiendo: "no creo sin embargo que tengamos mucho que sufrir por esta causa". Y procedimos a hacer la nota de los efectos que se necesitaban para que se aprontasen inmediatamente pues la prontitud era lo que más importaba; que el Lord St. Vincent era activísimo y a él se le había de remitir todo, a saber: 10.000 Fusiles con sus bayonetas 2.000 Sillas y arneses para la Caballería 2.000 Sables, ídem 10.000 Picas para Infantería 10.000 Uniformes (color azul en preferencia) 10.000 Espadas cortas o sables 20 Cañones de campaña con sus trenes, municiones, etc. 10 Obuses ídem. Ídem. 12 Piezas ídem para Sitios 6 Morteros ídem. Oficiales de Caballería ligera, también de Ingenieros y otros. 1 Compañía de Artillería 400 Hombre entre sargentos, cabos y soldados, prefiriendo en estos últimos la gente de color y aclimatada. 2 Imprentas completas. Empréstito de 8 a 20 mil libras, etc. Etc. Se le soltó también el decirme en el discurso de nuestra conferencia que tal vez valdría mejor dejarnos tranquilos en el estado en que nos hallábamos y correr el riesgo de lo que pudiese sobrevenir, que no el ponernos en movimiento con riesgo de no conseguir el intento y todo lo demás… a que le respondí con viveza que no era justamente lo que no nos acomodaba de ninguna manera; pues más querríamos capitular honrosamente y aún perecer con las armas en la mano que someternos pusilánimamente a ser los "Ilotas" de Bonaparte ni de ningún otro. Me decía también que le parecía casi imposible que con tan