suyo L'Espirou me había comunicado en París a mi llegada allí últimamente... y Vt se alegró de saberlo, diciendo no hay duda que Berthier es hombre de espíritu y capaz de formar un juicio competente, concluyendo definitivamente todos que la España en el día era un País mucho más sometido y subyugado por la Francia que la Holanda con todo su cambiamiento de Gobierno.
Vinimos en fin a nuestro asunto y después de hablar de la bella navegación de los ríos Orinoco, Meta, de la Plata, Marañón, etc., vinimos a ver cómo una operación militar, tal cual se había planeado por mí, podía prácticamente ejecutarse con 2.000 hombres de tropa, artillería, navíos, etc. Para esto dejamos la mesa y nos fuimos los cuatro al gabinete del señor Sullivan donde, con el Plano de Cruz sobre la mesa, comenzamos a explicar todo. Vansittart se despidió dejándonos en nuestro asunto y me dijo, con semblante festivo y como si tuviera las mejores esperanzas, que dentro de 2 o 3 días nos veríamos.
Después que yo expliqué mis asuntos militares sobre el Plano y que Rutherfurd aprobaba con gusto, pareciéndome satisfactorios en un todo para el señor Sullivan, éste me dijo que cuáles serían las ventajas comerciales que se concederían a la Inglaterra por ir allí, como Potencia predominante, a dar la Independencia a aquel País. Yo le respondí que todo menos un monopolio ni conquista y que ya este asunto se había ventilado con el señor Vt, que había sugerido la idea de un donativo competente para las Tropas de Mar y Tierra que cooperasen y dar a la Inglaterra en el comercio los términos más favorables a toda nación amiga... Confieso que esta proposición a Sullivan, y el modo con que se produjo, me dan idea de hombre limitado, iliberal y bien contrario a lo que Vt me decía de él. Púsome después cuestiones sobre la forma de Gobierno que se intentaba establecer y, sacando mis papeles que yo llevaba a este efecto, leí el Proyecto de Gobierno Provisional que le pareció muy bien, observando solamente que la idea de servirse de los Regidores la había ya él visto en un papel que un Inglés había presentado al Gobierno éste hacía pocos años; probablemente el que escribió Pownall bajo mi dirección en 1790 y que yo entregué original al señor Pitt.
En fin, leímos el Proyecto de Gobierno Federal y le pareció muy bien también, no teniendo más que añadir a la instancia que le hacía de proponer algunas correcciones u objeciones sino que sería necesario acaso quitar algunas expresiones revolucionarias que ocurrían por aquí y por allí. Muy bien,